ALICANTE. El Hércules, décimo segundo clasificado del grupo 2 de Primera RFEF Versus E-Learning, enturbió en el último mes de competición una temporada ilusionante, en la que el conjunto alicantino, debutante en la categoría, llegó a soñar durante varios meses con la posibilidad de pelear por el ascenso al fútbol profesional.
El equipo herculano ha cerrado el curso en una dinámica muy negativa tras encajar cuatro derrotas consecutivas y ganar un solo partido de los últimos ocho disputados, lo que le ha llevado a desplomarse finalmente en la clasificación.
Tras el ascenso del pasado curso, el Hércules arrancó la temporada con el reto de consolidarse en la categoría sin renunciar a objetivos más ambiciosos.
El equipo de Rubén Torrecilla aprovechó la inercia positiva del pasado campeonato para arrancar la temporada con muy buenas sensaciones ante una afición que multiplicó su número, alcanzando los 13.000 abonados.
El Hércules superó en la primera jornada con suficiencia al Ceuta, conjunto que ha ascendido como campeón de grupo, si bien desde los primeros compases del campeonato ya se apreció una doble cara en el equipo, capaz de lo mejor como local y de lo peor como visitante.
La solidez en el Rico Pérez y el estado de gracia del delantero Oriol Soldevilla, uno de los fichajes, mantuvieron al equipo de Torrecilla durante los primeros meses a la estela de los favoritos.

Los refuerzos, salvo excepciones, comenzaron a dejar algunas dudas sobre su capacidad para darle un salto de calidad al grupo y el equipo tuvo que alimentarse de la base del pasado curso.
El mejor momento para el Hércules llegó tras el parón navideño, cuando una goleada ante el filial del Betis (5-1) situó a los alicantinos en zona de promoción al final de la primera vuelta.
La afición alicantina, que protagonizó durante el curso desplazamientos masivos a Alcoy o Murcia, se ilusionó con un nuevo ascenso y confió en que el máximo accionista, Enrique Ortiz, aprovecharía el mercado invernal para darle al equipo el empujón hacia el ascenso.
Pero no fue así. La principal apuesta del club, el delantero Yanis, cedido por el Betis, se lesionó de gravedad en la rodilla en su primer partido y Joel Arumí, relevo para el lateral izquierdo, no contó para el técnico.
El Hércules fue durante toda la segunda vuelta un quiero y no puedo, a pesar de dar la talla en el cara a cara de nuevo ante rivales directos, como Ceuta o Ibiza.
Sólo su fiabilidad como local y los errores de sus rivales directos le permitieron mantener las opciones de pelear por la promoción de ascenso hasta el último mes y medio del campeonato.
Sin embargo, el Hércules llegó fundido al momento de la verdad. Torrecilla, por culpa de las lesiones y de la escasa profundidad de su banquillo, apenas rotó jugadores y el equipo fue languideciendo con el paso de las jornadas.
En el momento cumbre del campeonato, el Hércules, que además de confirmar sus problemas como forastero también se hundió como local, solo fue capaz de sumar una victoria en las últimas ocho jornadas.
El epílogo del campeonato no pudo ser más triste, ya que el Hércules, que nunca llegó a sufrir por la salvación, se despidió de la temporada con cuatro derrotas consecutivas –todas ante equipos de la cola-, las tres últimas, además, en el estadio Rico Pérez.
El tramo final de la temporada tendrá consecuencias en la confección de la próxima plantilla, ya que se producirán muchas bajas, y puede, incluso, salpicar al entrenador, a pesar de contar con un año más de contrato con la entidad.
